Estudiantes de la Universidad San Sebastián realizan voluntariado en Pequeño Cottolengo

Jóvenes participaron en una jornada solidaria, contribuyendo a mejorar los espacios de la institución que acoge a personas con discapacidad intelectual severa y profunda. 

El pasado viernes 28 de febrero, 30 estudiantes de primer año de la Universidad San Sebastián, realizaron un voluntariado en la Fundación Pequeño Cottolengo, como parte de sus actividades de bienvenida. Durante su visita, los jóvenes participaron activamente en la pintura y mejora de los espacios para los residentes, contribuyendo al bienestar de la comunidad. 

Este tipo de actividades refuerzan la importancia del trabajo colaborativo y la solidaridad en la sociedad, además de permitir que las nuevas generaciones se involucren activamente en iniciativas de impacto social. Desde la Casa de Estudios destacaron la participación de los estudiantes y su compromiso con la construcción de un entorno más inclusivo. 

“En la Universidad San Sebastián, los voluntariados son una oportunidad para vivir nuestros valores en acción. Desde Desarrollo Estudiantil, trabajamos constantemente para fortalecer estas instancias, formando no solo buenos profesionales, sino también personas comprometidas con el bien común y su comunidad”, explicó José Pablo Núñez, director general de Desarrollo Estudiantil de la USS.  

Ciudad Inclusiva: Un espacio de cuidado y desarrollo integral 

Pequeño Cottolengo es una institución sin fines de lucro, dedicada al cuidado de personas con discapacidad intelectual severa y profunda, en su mayoría en situación de abandono. La ciudad inclusiva de cerrillos está compuesta por 8 hogares y cuenta con 9 hectáreas de terreno en los que cerca de 300 residentes encuentran todo lo necesario para su desarrollo integral.  

A través de su modelo de Gestión Integral (GESIN), la fundación es capaz de abordar las necesidades físicas, emocionales, sociales y espirituales de cada residente en un entorno familiar y seguro, integrando áreas de atención esenciales como salud, rehabilitación, educación y desarrollo social. De esta forma se busca dar la mejor calidad de vida posible a los residentes, permitiéndoles alcanzar su máximo desarrollo.  

Este tipo de acciones van en línea con el compromiso que mantiene Pequeño Cottolengo, con la construcción de una sociedad más inclusiva para las personas con discapacidades intelectuales severas y profundas.  

“Estas instancias de voluntariado no solo mejoran nuestros espacios físicos, sino que también fortalecen el vínculo entre la comunidad y nuestra misión. Ver a jóvenes comprometerse con la inclusión y el cuidado de nuestros residentes nos llena de esperanza y gratitud. Su energía y entusiasmo demuestran que la solidaridad sigue siendo un valor fundamental en las nuevas generaciones”, destacó Paola Romero, directora de Carisma y Voluntariado en Pequeño Cottolengo.  

La jornada de voluntariado no sólo permitió a los estudiantes contribuir al bienestar de los residentes de Pequeño Cottolengo, sino que también les brindó una experiencia enriquecedora en su formación personal y profesional. A través de esta instancia, los jóvenes pudieron conocer de cerca la importancia del trabajo en equipo, la empatía y la responsabilidad social, valores fundamentales en su desarrollo como futuros profesionales con un compromiso real con la comunidad.